Edvard Munch

Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la valla, indeciblemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza - Edvard Munch
  



Hablar de Edvard Munch es hablar de El grito. Pero Munch es algo más que una célebre pintura, sublime por otro lado, pero quizás excesivamente explotada.

Fue un pintor y grabador noruego expresionista. Sus evocativas obras sobre la angustia influyeron profundamente en el expresionismo alemán de comienzos del siglo XX. El grito, originalmente conocido como "Desesperación", es su obra más conocida y considerada como un icono de la angustia existencial.

El Grito fue junto con el resto de su obra un antecedente de lo que luego se constituiría como el Expresionismo.
 

Un puente, una colina, una calle, una habitación: el grito puede estar en cualquier sitio y es ahí donde reside la universalidad del grito de Munch. Este deja de ser el grito de desesperación del propio artista para ser el de toda la humanidad. "El hombre está privado del alma, la naturaleza está privada del hombre... nunca ha habido una época tan desorientada por la desesperación, por el horror a la muerte. Nunca silencio tan sepulcral ha reinado sobre el mundo. Nunca el hombre ha sido tan pequeño. Nunca ha sido más inquieto. Nunca la dicha ha estado más ausente y la libertad más muerta. Y he aquí que grita la desesperación: el hombre pide gritando su alma, un solo grito de angustia se eleva de nuestro tiempo", aseguraba Hermann Bahr en 1916.

Nace en Loten (Noruega) en 1863, hijo de un médico castrense. Cuando aún no ha cumplido los cinco años, su madre muere víctima de la tuberculosis. Se inicia de esta forma tan temprana una relación con la muerte que habría de obsesionar al pintor durante toda su vida, nueve años más tarde fallece a causa de esta misma enfermedad su hermana Sophie, apenas dos años mayor que él. En un entorno que el artista definió como un lugar "opresivo y triste" transcurre su infancia. Estos hechos podrían explicar la oscuridad y el pesimismo que plasmó en gran parte de su obra, sin embargo su obra no nos revela una vida sino un “alma”, un alma misteriosa, fatalista, atormentada, desesperada, desgarradora, pasional… vehemente…

Después él mismo afirmó: "La enfermedad, la locura y la muerte fueron los ángeles que rodearon mi cuna y me siguieron durante toda mi vida". Varias fuentes modernas describen la personalidad de Munch como un desorden bipolar, mientras él lo consideraba la base de su genio.

En 1885 llevó a cabo el primero de sus numerosos viajes a París, donde conoció los movimientos pictóricos más avanzados y se sintió especialmente atraído por el arte de Paul Gauguin.

No tardó en crear un estilo sumamente personal, basado en acentuar la fuerza expresiva de la línea, reducir las formas a su expresión más esquemática y hacer un uso simbólico, no naturalista, del color, de ahí viene su clasificación como pintor simbolista. Su relativa simplicidad estilística contrasta con su complejidad psicológica y espiritual.

La mujer es uno de los ejes del universo de Munch. El otro es el hombre o, más exactamente, su soledad: el hombre solo ante la naturaleza o ante la multitud, solo ante sí mismo. Sus autorretratos son numerosos y pertenecen a todas sus épocas. Nunca cesó de fascinarlo su persona, pero en esa fascinación no hay complacencia: es un juicio más que una contemplación y, más que un juicio una disección.

El reflejo de sus ansiedades sexuales puede verse en sus múltiples retratos de mujeres, representadas alternativamente, como frágiles e inocentes víctimas o como vampiresas devoradoras de vida. En 1908 su estado de ansiedad alcanzó tal magnitud que hubo de ser hospitalizado. En 1909 regresó a Noruega. La relativa tranquilidad que dominó su vida desde 1909 en adelante tiene su reflejo artístico en los murales de la Universidad de Oslo (1910-1916) y en el vigoroso y brillante colorido de sus paisajes.


Sus amores son complejos, dramáticos, infelices, basta el ejemplo de Tulla Larsen a quien amenazo con una pistola que termino usando contra sí mismo mutilándose la mano izquierda como modo de expresar su rechazo al matrimonio convencional, aunque solo salió herido el se sintió muerto y así lo pinto, un cadáver tendido en la cama y una mujer desnuda de pie, ajena a él, fría, enloquecida. “Creo que será mejor dejarte, de otra forma me hundiré” – hazlo, respondió ella, “No soporto la visión de un cadáver”… Ella lo destruyo, ella significaba para Munch una revolución, no de terciopelo, sino cruenta. Literalmente. El era celoso y ella muy sociable, esta relación obstruiría y reforzaría su fobia por las mujeres, su temor del amor, es esta experiencia este recuerdo, la tragedia lo que lo lleva a pintar varios cuadros sobre el tema de la mujer que ataca al hombre, lo mutila, lo mata…


Después de dejar a Tulla siguió cayendo, las bebidas empezaron a ser cada vez más fuertes, los ataques le afectaban con mas frecuencia llegando a ser realmente malos, Munch fue lo bastante ingenuo para pensar que no podía seguir con la mujer que amaba porque por sus venas corrían la locura y la enfermedad. Lo que corría era alcohol. Después de un shock nervioso que estuvo a punto de dejarle paralítico, pasó ocho meses en una clínica de Copenhague, en 1908. Y pintó otra vez a Tulla, más abstracta y en paz.

Cuando salió de la clínica tenía un sitio entre los artistas más importantes del siglo XX, pero el mundo seguía siendo para él un lugar hostil, y la atención que despertaba le resultaba difícil de soportar, así que se compró Ekely, una finca a las afueras de la capital noruega, allí llegó a un acuerdo consigo mismo y sus temas empezaron a cambiar; se hizo construir grandes estudios al aire libre, pintó al hombre en la naturaleza y el trabajo de los campesinos, pero seguía sin soportar el silencio... trabajaba siempre con la radio puesta, y sin parar, en brillantes murales.

Estuvo a punto de morir muchas veces, pero nunca de hambre. Sí de increíbles borracheras. De ataques de neurosis y paranoia. De parálisis nerviosa. Y también de amor. A Munch le fascinaba el pelo de las mujeres, pero vivió sus historias con el resto de ellas con angustia. El sexo para él era una fuerza irrefrenable, pero la comunicación entre dos personas un esfuerzo inútil.

Aunque los últimos cuadros no son tan torturadores como sus primeros trabajos, su último autorretrato, Entre el reloj y la cama (1940, Museo Munch de Oslo), marca una vuelta a la introspección de años anteriores. Las numerosas xilografías, aguafuertes y litografías que Munch realizó a lo largo de su carrera tienen hoy día una significativa consideración dentro del arte gráfico contemporáneo, un trabajo y un estilo que puede definirse como poderoso, simple, directo y fuerte. 



Tal vida, tal personalidad son omnipresentes en su obra. "sin el miedo y sin la enfermedad, mi vida estaría como un barco sin remos", escribe. Este primer cuadro "The Night Wanderer" (el Noctámbulo; el Paseante nocturno, quizá) realizado de 1923.

Es un solitario Munch que vive la noche, llevando sus tormentos, su angustia persistente. La habitación sólo amueblada con un piano, parece minúscula, claustrofóbica, las ventanas sólo muestran la noche, el piso parece oscilar, la luz de una lámpara que no se ve, da de pleno en su cara. En esta época, escribe: "Mi arte es una confesión personal, es como el SOS telegráfico de un barco que se hunde". Pero esta angustia y esta enfermedad me son necesarias."

Su aguda tendencia a la autocompasión y a exagerar todas y cada una de sus dolencias se documentan en muchos de sus autorretratos: en uno de ellos, titulado "Gólgota", Munch aparece al fondo como Cristo crucificado mientras en primer plano una multitud de rostros representan a personajes de la Bohemia de Cristianía.


Amaba su obra y a la vez la maltrataba. Cuando vendía un cuadro solía pintar otra versión para él. Pero a veces los dejaba al aire libre o los usaba como tapa de un guiso hirviendo. Su adiós fue largo. Murió pasados los 80, de un mal catarro. Antes, abroncó al director del museo de Oslo por barnizar sus cuadros: «No les deja respirar». Seguramente hoy no reñiría al del museo que lleva su apellido. Sólo pintaría su grito de nuevo.

El artista encarnó, como pocos, los temas existenciales del hombre al inicio de este siglo que hace poco terminó: el amor, el miedo y la muerte. "No es mi intención reconstruir precisamente la vida" escribía, "preferiblemente, encontrar sus fuerzas secretas para sacarlas fuera, reorganizarlas, con el objetivo de demostrar, lo más claramente posible, sus efectos sobre el mecanismo que es conocido o se conoce como la vida humana".


En enero de 1944, en una Noruega ocupada por las tropas alemanas, Edvard Munch muere como había  vivido: "completamente solo" 
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Francis Bacon - Pintores malditos (III)



Bacon ha pintado el grito, a nuestro juicio, admirablemente; y, aunque confesaba que siempre deseo pintar la sonrisa, según él, nunca pudo.


¿Y para que pintar una puesta de sol si se puede pintar el aullido humano?  Da Costa, Guillermo.


Francis Bacon fue un pintor de origen irlandés, manejo un estilo expresionista basado en el simbolismo del terror y la rabia lo cual lo llevo a convertiré en uno de los artistas más originales del siglo XX.

Ha sido considerado el pintor del sufrimiento, de la soledad, de la ansiedad, del sexo, de la violencia, del cuerpo humano en su expresión más animal. Autodidacta inspirado en Velázquez, en Goya, en Picasso, en Leonardo, en Van Gogh. Tuvo una personalidad tan fuerte y atormentada como su obra. Su homosexualidad marcó su obra tanto como su vida. Una homosexualidad vivida siempre al dictado de impulsos sadomasoquistas, atraído siempre por el abismo, por acaudalados caballeros maduros, por gánsteres del Soho o del East End londinense.

Nació en Dublín el 28 de octubre de 1909. Entre 1927 y 1928 en París y Berlín, estuvo realizando trabajos de decoración, y después de una exposición de Pablo Picasso empezó a realizar dibujos y acuarelas. En 1929 regresa a Londres donde se inicia de forma autodidacta en el óleo, en 1944 ante el nulo éxito de sus obras destruye casi todas sus pinturas. En 1944 el tríptico “Tres estudios para figuras en la base de una crucifixión” (en los que masas de carne humana se retuercen sobre sí mismas para acabar convertidas en grito exacerbado de angustia y de dolor) marca el reinicio de su carrera de un forma nueva, este cuadro proyecta una terrible violencia expresiva.  





Su infancia no fue fácil ya que padecía de asma crónica; esto, unido a las continuas mudanzas, la guerra y el echo de que fue expulsado de casa cuando tenía 16 años, marcarían a Bacon profundamente. Su tiránico padre (un ser al que llegó a desear, amar y odiar alternativamente), jamás había soportado su afeminamiento, su costumbre de vestirse de chica en público y su asma, a la que consideraba como “una falta de carácter”. Según parece, adoraba a un hermano menor de Francis, que murió a los cuatro años. Y su furia estalló el día en que encontró al adolescente probándose la ropa interior de su madre.

En su memoria perdurarían las primeras experiencias sexuales con los mozos de cuadra y los empleados de establo de la granja de su padre, quienes lo poseían con brutalidad y a latigazos, preanunciando sus gustos sadomasoquistas, cuando él era apenas un apuesto adolescente de diminutas proporciones y menos de dieciséis años (según un amigo de Bacon, el padre solía contemplar estas palizas).



A Francis Bacon siempre le gustó la “mala” vida. Pero este placer no sólo lo había llevado a una relación sadomasoquista y destructiva con Peter Lacy, un pianista alcohólico de un bar sórdido de Tánger, por quien rompió parte de sus cuadros, sino también al "Pigalle" de París, a clubes del Soho y del "East End" de Londres, lugares donde todos aquellos que fueran gánsters, prostitutas y homosexuales, se juntaban como en una cita obligada.

En 1964 conoció a George Dyer, su amante por muchos años, de la manera más chocante: le sorprendió robando en su taller. “Cuando lo conocí, George había pasado más tiempo dentro de la prisión que fuera”, solía bromear Bacon. “Creo que, en cierto modo, es demasiado agradable para ser ladrón. En todo caso, siempre lo cazan”. George se convirtió en el modelo principal de Bacon, del mismo modo que en su compañero de cama, y las representaciones lujuriosas y evasivas que Bacon haría de aquel hombre dominarían su obra, hasta después del trágico final de la relación (George Dyer moriría en 1971, en unos lavabos de Paris, sangrando por la boca y la nariz, víctima de una ingestión de pastillas y alcohol).



Aunque en la pintura no se ven indicios de ningún acto violento, se presencia una violencia inhumana, contenida en el espacio indeterminado del cuadro, se halla el horror en formas y área cromática. La pintura se distingue en tres lienzos distintos, en forma de tríptico. El color naranja ocupa gran parte de los cuadros, por su vibración impresiona violentamente, a tal grado que domina la capacidad de percepción y suprime toda posibilidad de interpretación de manera habitual de acuerdo a lo racional. Al centro de cada lienzo se posa una figura, lo que suman tres figuras enlazadas por un mismo sentimiento. (Luigi Ficacci).



En 1948 el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York compró una obra suya y en 1949, año de su primera pintura inspirada en el cuadro de Velázquez, Inocencio X, comenzaron una serie de exposiciones individuales. Una buena parte de su obra está constituida por autorretratos y retratos de amigos suyos como el Retrato de George Dyer en un espejo (1968, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid). Fiel a la idea de que el arte más grande te devuelve siempre a la vulnerabilidad de la situación humana, su obra es una constante reflexión sobre la fragilidad del ser. En cuadros como Cabeza rodeada de carne de vaca (Estudio después de Velázquez) (1954, Art Institute of Chicago) y en una serie pintada en 1952 sobre perros que gruñen, Bacon intentó impactar al espectador al hacerle tomar conciencia de la crueldad y violencia.


 



















Las pinturas de Bacon son misteriosas y sugestivas. Son ambiguas y constituyen símbolos con múltiples significados, los que son comunicados gracias a la hábil manipulación que el artista hace de lo Grotesco. Como configuraciones de lo ambiguo, las pinturas instintivas de Bacon generan tanto curiosidad como perplejidad, incluso atracción y repulsión al mismo tiempo. En efecto, un estudiado balance entre miedo y deseo, vulnerabilidad y crueldad, sufrimiento y apatía es propio de las pinturas de Bacon.

Tensión e intensidad, la combinación de elementos incompatibles entre sí y numerosas sugestiones de lo monstruoso e inhumano abundan en la imaginería del artista. Bacon usa lo Grotesco como medio de expresión. Ello le permite transmitir de un modo ambiguo no sólo su admiración por el poder y la violencia, sino además sus heridas más íntimas. Lo Grotesco actúa en su caso como un conveniente instrumento de purga y trascendencia.


Si bien extravagantes, las pinturas instintivas de Bacon están lejos de ser adornos accesorios. Se trata de informes personales inalienables que conllevan una verdad privada: las sensaciones contradictorias y el sentir ambivalente del pintor, que no son ni meramente ornamentales ni completamente evasivos.

A través de su imaginería instintiva, Bacon camina a voluntad por el borde de un precipicio emocional, dejando huellas de su obsesión con el sexo y la muerte, su apatía respecto a la vulnerabilidad y el sufrimiento humano, y su irresistible fascinación con la fuerza física viril y su agresividad.


Basta ver sus obras para conocer su postura, sus inquietudes, sus creencias, miedos, problemas, traumas y una larga lista de etcéteras, para Bacon cada cuadro era un conflicto, una continua lucha del individuo ante su misma condición, Bacon es de los pocos pintores que nos emocionan, que nos atraviesan las piel, que nos transmiten energía, creatividad, que nos desnudan el alma, los sentidos y la piel que envuelve las emociones, desde las más tranquilas hasta  las más violentas…

Al representar lo ambiguamente combinado y lo equívocamente sugestivo, Bacon desorienta al espectador, quien a su vez no puede establecer ningún significado preciso en sus imágenes de metamorfosis en estado avanzado. Varias lecturas son así posibles y todas ellas parecen ser válidas. Considerando que el instinto implica la abolición de la moral, al contemplar las imágenes de Bacon debemos llegar a nuestras propias conclusiones morales (irrelevantes para el pintor y su calculado desinterés al respecto). En ese mismo momento todo se desmorona bajo nuestros pies, ya que en el grotesco reino de Bacon sólo nos es segura la inseguridad.



Hoy queda claro que las pinturas instintivas no son el resultado de ningún accidente pictórico o de la pura casualidad (ambos indicados por el pintor en reiteradas oportunidades). En efecto, las pinturas instintivas no son otra cosa que composiciones diseñadas que conciernen a la vida privada de su autor. Sean ya ilustrativas o no, las pinturas instintivas de Bacon de hecho funcionan como efectivas trampas visuales, sugiriendo con persistencia una realidad monstruosa, a la que propongo denominar realidad de doble filo.

En este contexto, comprendemos la manipulación que Bacon hace de lo Grotesco y su decisiva intervención en transformarlo en agente útil para su expresión personal. El arte instintivo de Bacon es por ello profundo, pero también problemático—una Nueva Gran Manera de Pintar que entremezcla lo poderosamente desafiante, lo extraordinariamente perturbador, lo sugestivamente monstruoso, lo cínicamente alusivo, lo teatralmente manipulador, y lo enigmáticamente privado.

Cada una de sus obras es un episodio de su sentir, una capacidad que trasgrede contextos. Bacon es recordado por el horror la melancolía, la tristeza, el rencor, por su violenta vida, por ser creador de cosas que no existían y que no hubieran existido posiblemente sin él, Bacon siempre será recordado por ser  “Controversial”. Bacon lleva la irrelevancia de la pintura a la grandeza de una experiencia mística, donde lo empírico se distorsiona a lo trágico; todo el proceso usando el inconsciente reflejado en la pintura, se percibe una fuerza de ambigüedad. Bacon muestra el extremo oscuro y bizarro, las metamorfosis. Presenta en sí, la tragicomedia que compone al hombre actual

Francis Bacon falleció el 28 de abril de 1992 (a los 82 años) en la clínica Ruber, de Madrid a consecuencia de una crisis cardiaca. Estuvo al cuidado de una monja que en ningún momento supo quién era.


Soy idiota, pero soy curioso y brillante. No me importa nada y no creo en nada. Nada. Sólo existe mi brillantez y la brillantez de la vida (Francis Bacon).


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Giovanni Bragolin (Alias Bruno Amadio) - Pintores malditos (II)

Fue un pintor italiano afincado en España tras la segunda guerra mundial. Nació en Venecia entre 1.890 y 1.900, era un fiel admirador de Mussolini, fascista de corazón y todo un conservador. Se le conoce por una serie de 27 retratos conocidos como “Los niños llorones”, cuadros que representan a niños y niñas de muy corta edad llorando y con un gesto entre lo lindo, tierno y lo tétrico. 

Se sabe muy poco de él y los datos que se pueden encontrar son demasiado vagos y confusos, Bragolin pretendía con estos cuadros mostrar el horror de la guerra en las lagrimas de esos niños desdichados y huérfanos, para el esto era un símbolo más que grafico de las desgracias que dejaba la guerra. Bruno se cambia de nombre artístico cuando realiza la primera de estas pinturas, y comienza a firmar sus obras como Giovanni Bragolin.


Hay muchas leyendas que giran en torno a él y se le ha atribuido infinidad de veces una fama un tanto “extraña”, al igual que su vida, sus leyendas tienen un origen incierto, cuenta una leyenda que Bragolin frustrado por su inexistente fama como artista realizo un pacto con el diablo para que así sus pinturas fueran bien vistas y recibidas por la sociedad, es después de este pacto que Bragolin inicia el proyecto de “Los niños llorones”, uno de esos cuadros se baso en un niño que vivía en un orfanato, años más tarde este orfanato se incendia con el niño dentro y al morir, el cuadro adquiere el espíritu del niño, desde entonces se dice que quienes poseen el cuadro sufren desgracias y muertes.

En algunas de las casas que ha estado este cuadro se han ocasionado incendios y el cuadro siempre ha salido intacto, en algunas otras casas los propietarios aseguran sufrir sucesos paranormales, se ha llegado al extremo de asegurar que se grabaron psicofonías donde se oye la voz de un niño debajo del cuadro

También se cuenta que si se gira el cuadro en 90º, con la cabeza del niño apuntando a la derecha, se puede ver a un pez que se come la cabeza del niño, otra historia Cuenta que en determinadas fechas, si uno se ponía delante del niño llorón podía pactar con el diablo, y éste te podía mirar directamente a los ojos a través de los enrojecidos y llorosa mirada del niño.
Pareciera increíble pero estos cuadros se vendieron como la espuma, logro vender tantos cuadros como no se imaginaba en muy corto tiempo.




La otra historia nos habla de que en realidad estos niños lloran por que están siendo devorados por demonios pisciformes, que en verdad son cuadros que nos hablan de ese mundo oculto, sólo visible a algunos iniciados como Howard Phillipe Lovecraft, y que Amadio supo plasmar ese horror de otro mundo, a punto de engullir a una “inocente” humanidad. Basados en estos hechos un grupo de investigadores de lo Paranormal han realizado un profundo análisis del cuadro, y aquí están sus conclusiones.

Una curiosidad que me llama la atención es que si alfabetizamos el numero 27 (A=1 B=2 C=3, etc.) obtenemos las letras B. G. (¿Bragolin Giovanni?) posiblemente el nombre artístico del autor invertido, lo cual nos puede llevar a pensar que quizá se trate de una clave oculta, ya que el 27 es también un número mágico. Además si invertimos el cuadro, igual que lo está el nombre del artista en el número 27 (B.G.) podemos observar como un pez se está comiendo al niño.

El símbolo del pez, es el símbolo del cristianismo, ¿quizá Bragolin quería decirnos algo expresando artísticamente esto? o ¿es que al pactar supuestamente con el Diablo tuvo que dejar reflejado al cristianismo como algo maligno?



Sin dejar huella Amadio desapareció y nunca más se supo de él, ¿Fue el precio del pacto?... júzgalo tu.

Algunas de sus obras: 







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Amedeo Modigliani - Pintores malditos (I)







"Quisiera que mi vida sea un torrente fértil que recorra la tierra con alegría. Soy rico, estoy lleno de ideas, y sólo necesito trabajar. [...] Un burgués me dijo, hoy -con la intención de insultarme- que mi cerebro estaba siendo desperdiciado. Me hizo mucho bien. Todos deberíamos recibir un recordatorio como ese cada día."                                                       
Carta a Oscar Ghiglia


Una personalidad anárquica. Una infancia llena de tragedias y pobreza. Un rompecorazones con una salud tan mala que él mismo llegó a escuchar noticias de su muerte más de una vez. Hablamos del pintor y escultor italiano, Amedeo Modigliani, conocido como el “artista maldito”, un personaje marginal y autodestructivo. ¿Mito o realidad?
Amedeo Clemente Modigliani es reconocido por sus retratos de cuellos largos y figuras  lánguidas que a pesar de sus ojos vacíos miran con incertidumbre y melancolía. Su vida de excesos fue su perdición, pero más aún su amor por el arte.
Fue un artista bohemio con una vida marcada por la mezcla de drogas, alcohol, mujeres, pobreza y enfermedad. Su fama llego después de muerto.
Su inicio en la pintura fue a los 14 años con Guglielmo Micheli, a los 18 años se inscribió en la escuela libre del desnudo (Scuola libera di Nudo) en Florencia, y a los 19 años en el Instituto de las Artes de Venecia, ciudad en la que anduvo por los bajos fondos.
En 1906 a la edad de 22 años se traslada a París y en el Bateau-Lavoir, un falansterio para proletarios de Montmartre, conoce a Max Jacob, Van Dongen, Picasso, Guillaume Apollinaire, Diego Rivera, Chaim Soutine, Vicente Huidobro y otros personajes célebres.
Influenciado por Toulouse-Lautrec Amedeo se inspira en Paul Cézanne, el cubismo y la época azul de Picasso. También es evidente la influencia que ejercen sobre el Gustav Klim y Utamaro.
Es uno de los más grandes pintores europeos, su rapidez de ejecución le hizo famoso. Nunca retocaba sus cuadros, pero los que posaron para él decían que era como si hubiesen desnudado su alma.
En 1909 regresa a Livorno enfermo y deteriorado gracias a su forma de vida, mas tarde regresa a París y alquila un estudio, trabaja más como escultor que como pintor, y sobre esa marcha conoce a Paul Guillaume, un joven ambicioso que le presenta a Constantin Brancusi.
En 1912 se presento una serie de arte africano y camboyano en el Salón de Otoño pero tuvo que dejar de esculpir por que el polvo le causaba problemas de salud.
Sus amigos le llaman "Modì”, era un hombre que emanaba magnetismo hacia las mujeres y tuvo numerosos romances hasta que llego a su vida Beatrice Hastings, con quien estuvo dos años. Ella le sirvió de modelo en varios retratos, como "Madame Pompadour".
Cuando está bajo los efectos del alcohol, es triste y violento, como muestra el dibujo de María Vassilieff. Sobrio, es tímido y encantador, le gusta citar a Dante Alighieri y recitar poemas del libro del conde de Lautréamont Los cantos de Maldoror ("Les Chants de Maldoror") libro del que siempre tiene cerca un ejemplar.
En 1917 el escultor ruso Chana Orloffa le presenta a Jeanne Hébuterne, una estudiante de 18 años que había posado para Foujita. Cuando la familia burguesa de Jeanne se entera de esta relación con el que era considerado un depravado, le corta su asignación económica. Sus tormentosas relaciones se hicieron aún más famosas que sus borracheras
El 3 de diciembre de 1917 se celebra su primera exposición, pero horas después la autoridad la cierra por indecencia. Debido a sus problemas de salud, tiene que trasladarse a Niza con Hébuterne, que da a luz en 1919 a una hija a la que llamará Jeanne. Por sugerencia del marchante Guillaume, realiza una serie de desnudos (ahora sus obras más cotizadas), con la pretensión de venderlos a los millonarios que veranean en la Costa Azul, sin mayores éxitos
Sus desnudos, atrevidos para la época por ser demasiado explícitos y contener una gran sensualidad constituyen toda una lección de amor por el arte inspirado en la belleza femenina que tanto había condicionado su vida.
Es una belleza pura y objetiva, desinhibida y poseedora de un gran impacto visual. La presencia del vello púbico, que fue la causante del cierre de la exposición en la galería Berthe Weill, ya que según la policía fue un ultraje al pudor, supuso una gran diferencia frente a los desnudos antes reflejados en el arte. Casi siempre se muestran los cuerpos femeninos extendidos sobre camas, suelos y totalmente relajados en una exhibición sin miedo o vergüenza alguna. Sus retratos, a diferencia de los desnudos, mantienen oculta la identidad de la mujer convirtiéndose en más misteriosos y si cabe más melancólicos igual que la sombra de maldición que planeó sobre su genial don desde los tempranos años de su existencia.
Los retratos son a menudo de amigos y personajes conocidos como Max Jacobs (1916) o Jacques Lipchitz y su mujer (1917), pero frecuentemente representan a personajes anónimos como La criadita (1916). Sus múltiples desnudos femeninos, como Desnudo rojo con los brazos abiertos (1917, Kunsthaus, Zurich) rebosan una sensualidad lánguida y complacida; la línea que perfila los cuerpos es sutil, melodiosa y elegante; los ojos almendrados de los rostros dotan a las figuras de una mórbida melancolía que recuerda a Botticelli.
En mayo de 1919, vuelve a París, a la calle de la Grande Chaumière. Su salud se deteriora con rapidez ya que seguía con sus vicios. Tras un largo período en el que sus vecinos no sabían nada de él y después de una noche de excesos y de haber peleado con unos vándalos en la calle, le encuentran delirando en la cama a la vez que sostenía la mano de Jeanne embarazada casi de nueve meses. Lo único que puede hacer el médico es atestiguar que su estado es desesperado. Muere de meningitis tuberculosa el 24 de enero de 1920. Unos días antes había pedido el permiso al gobierno francés para contraer matrimonio con Jeanne.
Los más importantes artistas de Monmartre y Montparnasse siguen los funerales. Jeanne Hébuterne, llevada a casa de sus padres, se suicida tirándose desde la ventana de un quinto piso, después del funeral de Modigliani.
La hermana de Modigliani que vivía en Florecia, adopta a su hija huérfana. Ésta escribirá una importante biografía de su padre titulada: Modigliani: Hombre y mito.
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Ricardo Gómez de Cádiz

 
Ricardo, me resulta difícil encasillarte en un estilo de pintura determinado, para mí eres un pintor de carácter fuertemente individualista, así que voy a recurrir a algo que leí en tu biografía para presentarte aquí, porque estoy convencida que te describe a la perfección: 

Eres un artista que pinta fuera de cualquier programa


Ahora cuéntame,

 
¿Quién es Ricardo Gómez de Cádiz?

Un apasionado del arte.
 
¿Cómo nace la inquietud por la pintura?

Creo que la he llevado siempre dentro.
 
¿A qué artistas admiras y de qué manera influyen en tu obra?
Admiro a bastantes artistas quizás Modigliani sea mi pintor favorito aunque en general me gusta todo el arte que me dice algo.

 
¿Cuáles son los principales temas en tus obras?
No tengo un tema predilecto en mis obras me gusta experimentar diversos estilos.


¿En qué piensas antes de iniciar una pintura, que pasa por tu mente?
Puede parecer una tontería pero suelo sentir un poquito de miedo, creo que eso es positivo. 

 
¿Cómo definirías el arte para ti?
El arte es muy difícil de definir para mí. Todo aquello que me gusta es arte, sea una pintura, una canción o un bocadillo bien hecho. 

 
¿Cómo defines tu pintura y que pretendes con ella?
La verdad es que no tengo muchas pretensiones con mi pintura, simplemente disfrutar con lo que hago, y que la disfrute el espectador. 

 
¿Qué sensación tienes cuando pintas, que experimentas?
Un gran placer, aunque a veces puede ser un poco adictivo. 

 
¿Cuál es tu ideal en la pintura?
No tengo ningún ideal concreto.

 
¿Tiene la estética importancia en una obra de arte?
Creo que sí, el arte tiene que entrar por la vista.

 
Eres un artista que ha reproducido versiones de grandes maestros, siempre con tu muy peculiar visión y estilo, ¿Por qué?
Porque he aprendido mucho de ellos y creo que es una forma muy positiva de recrear sus obras, algo parecido a lo que sucede cuando un cantante versiona una canción de los Beatles, por ejemplo. 

 
Algunos han criticado duramente tu pintura ¿Qué piensas?
Me gusta que me critiquen es muy positivo para aprender. 

 
¿Qué fuerza atrae más al espectador al contemplar una obra: la línea del dibujo o la mancha del color? 

El conjunto de todas ellas.
 
¿Es una obra de arte efímero menos importante que una permanente?

No tiene porqué, hay maravillosas esculturas efímeras de hielo o de arena.
 
¿El artista nace o se hace? Las dos cosas.

 
Si Dios creó el mundo de la nada. ¿De dónde crea Ricardo Gómez de Cádiz?
De la imaginación. 

 
¿Cómo ha evolucionado tu obra en tus años como artista?
Eso tal vez no sea yo el que tengo que juzgarlo. 

 
¿Qué planes tienes para el futuro en relación a tu pintura?
Seguir aprendiendo. 

 
¿Qué mensaje puedes dar a los jóvenes que quieren iniciar una carrera como artistas plásticos?
No soy muy partidario de dar mensajes, creo que lo más importante es no dejar nunca de aprender. Yo siempre que veo un cuadro que pinté hace tiempo le veo algún fallo que no vi en su momento y creo que eso es muy positivo. 

 
¿Algo que quieras agregar?
Agradecerte mucho esta entrevista, a veces cuesta un poco expresar con palabras algunas cosas. Espero que me disculpes, lo mío es la pintura, la palabra no es mi punto fuerte. Gracias.


Ricardo, te agradezco tus comentarios ha sido un placer. 

Si les interesa conocer mas sobre Ricardo pueden visitar: http://biografiaricardo.blogspot.com/


Algunos de sus trabajos:







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